El cuervo y la lechuza

Escribí este relato durante el comienzo del confinamiento que vivimos en 2020, a raíz de un juego que proponía la biblioteca pública de Dos Hermanas en sus redes sociales. El juego consistía en construir un relato breve que contuviera las siguientes palabras: primavera, tormenta, monstruo, pájaros, luz, muerte, hermanos y vida.

Así surgió la historia que podéis leer a continuación.

Es primavera y el último año de instituto para Sonia. El viaje de fin de curso que han elegido es en un campamento rodeado de un bosque y cercano a la playa. La luz de la luna baña el claro en el que están reunidos. Alrededor de la hoguera surgen historias de vida y muerte. El ulular de un búho en la distancia y el calor de las llamas incitan a las historias de terror. Son jóvenes y quieren demostrar que no tienen miedo de esos cuentos sobre monstruos. Por eso se reúnen alrededor del fuego cada noche. Narran historias sobre vampiros, wendigos o lamias mientras tuestan nubes de azúcar.

Jorge está contando su historia. Es un buen narrador o a Sonia se lo parece. También podría ser cosa de su mente, puesto que lleva enamorada de él desde que iniciaron el curso. Por eso, se queda embobada mirándolo cada vez que él se da la vuelta para que la otra mitad del círculo pueda participar en la historia. Está contando la tragedia de unos hermanos y el maleficio que recayó sobre ellos.

Por la rivalidad que tenían, una bruja los había hechizado y cada madrugada se convertirían en pájaros hasta que aprendieran la lección. Uno, el más rencoroso y malicioso, se transformaba en un cuervo de negro plumaje. El otro, más comprensivo, se transfiguraba en una lechuza. Estaba claro que sería este último el que podría poner algo de su parte para acabar con las rencillas. Pero un día el cuervo le tendió una trampa y a base de picotazos fue desgarrando su carne hasta que lo mató, dejando un reguero de sangre que salpicaba toda la escena. El ojo de la lechuza quedó colgando sin vida de la cuenca vacía. Y el otro hermano, como castigo, seguiría para siempre…

En ese instante, a punto de terminar Jorge la historia, un trueno hace que todos den un salto. Parece que habrá tormenta. Es hora de recoger e ir a la cabaña. Todos se han quedado con ganas de conocer el final del cuento de terror, pero una de las monitoras les dice que no es seguro estar allí ahora que rayos y truenos inundan el cielo. Así que en pocos minutos el claro queda desierto, excepto por la silueta que se vislumbra detrás de un árbol, cuchillo en mano. Su ojo parece vacío. En una de las ramas del árbol un cuervo grazna. 


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