Concurso de relatos. Ed.Matar a un ruiseñor de Harper Lee (Presión)
Marta
Navarro, a través de El Tintero de Oro, nos trae un nuevo reto para este mes de
Octubre. Tendremos que hacer un relato homenajeando a Matar a un ruiseñor de
Harper Lee. El tema central de la historia que escribamos deberá estar relacionado
con las injusticias sociales. Como siempre la extensión no podrá ser de más de
900 palabras. Y existirán dos modalidades: concurso (con un plazo del 2 al 15
de octubre) y fuera de concurso (en un plazo del 16 al 25 de octubre). También podéis
participar a lo largo de todo el mes con reseñas sobre la novela, la autora o
las adaptaciones cinematográficas que ha tenido esta obra.
Aquí podréis ver el resto de las participaciones.
Llegué
a este mundo llorando. Así nacemos todos, ¿no? Fui un bebé prematuro que pasó las
primeras horas de vida envuelto en lágrimas y fluidos varios. Costó trabajo que
comenzara a respirar. Ya intuía lo que me esperaba, pero obligaron a mis
pulmones a funcionar. Ahora, cada vez que lo pienso, me convenzo más de que no
debería haber aspirado esa primera bocanada de aire. ¿Para qué?
Malvivo
en el establo de mi señor, durmiendo sobre el heno, al lado de los caballos. Él
suele decir que no soy más que ellos. Un simple peón, una marioneta en manos de
los poderosos. Sólo existo para complacerles, aunque a veces sueño con poder
cambiar ese destino. Y me pregunto quién estableció el orden del mundo. No hay dios
sobre la faz de la tierra capaz de permitir tanta miseria. Sin embargo, aquí
estamos. Lo más bajo del escalafón humano. Muertos de hambre que matarían por
unas migajas de pan. No sé ni cómo sobrevivimos. Que nuestro corazón siga
latiendo en estas condiciones me parece una burla cruel.
Una
rata pasa corriendo junto a mí. Hace mucho que no pruebo bocado. Y no dudo en
alcanzarla, es escurridiza la muy cabrona, y partirle el cuello. Me he
escondido en esta cloaca huyendo de aquellos que pretenden arrastrarme de
vuelta a las garras del amo y arrebatarme la libertad. Ni que bajo su techo fuera
a conseguir mejores manjares. En el mejor de los casos me honrarán con las
sobras manoseadas de los suntuosos banquetes que la nobleza disfruta. En el
peor, cualquier trozo de desperdicio, cubierto de moho, al que ya nadie consideraría
comida.
En el horizonte soplan vientos nuevos para la plebe. Se rumorea que habrá un levantamiento. El pueblo se alzará pronto y, por primera vez, tengo ganas de vivir un día más para ver qué pasa.
Foto: Pixabay |
Adela
cierra el libro que está leyendo a mitad del párrafo. Se pregunta cómo puede
ser que el mundo haya cambiado tanto y a la vez tan poco. Al fin y al cabo, el
lugar de nacimiento, algo que no se elige, sigue determinando en gran medida los
medios de los que dispondremos cada uno. En este instante, al igual que el
protagonista de la novela llamado Gerard, miles de personas atraviesan por
situaciones infrahumanas. Y no viven en 1789.
Los
señores y la esclavitud son cosas del pasado, pero quién no ha aceptado en
algún momento condiciones de trabajo abusivas por miedo a perder el empleo. La
balanza del poder sigue inclinada. Para unos más que para otros. Y, aun así,
debe dar gracias porque podría ser peor. Ella sólo tiene deudas por pagar y
algunas bocas a las que alimentar. Acompañado de un trabajo precario y una
hipoteca que la asfixia. Fuera de sus fronteras, sin embargo, la gente muere en
las guerras o intenta escapar de ellas. Y la trata, el matrimonio forzoso o el
trabajo infantil siguen siendo lacras difíciles de erradicar. La humanidad está
muy lejos de lograrlo. Demasiado.
Continúa
leyendo, sin ser capaz de concentrarse y olvidar las diferencias sociales que
aún hoy les siguen sacudiendo. Las palabras se le juntan y tiene que volver a
leer algunas líneas porque no se ha enterado de lo que ha pasado. Unos segundos
más tarde la vista se le emborrona con una tormenta de sentimientos. Le resulta
tan fácil ponerse en su lugar. A pesar de que ella tiene estudios y él no. A
pesar de que, en teoría, cuenta con más posibilidades que él. A pesar de las
miles de diferencias entre ambos, no le cuesta identificarse con el personaje. Porque
esas supuestas opciones no son tales. No en la actualidad. Han creado una generación
cansada y aburrida. De pasar toda la vida estudiando para encontrar un empleo
mejor y chocarse de bruces con una realidad que, después de todo ese esfuerzo,
les dice que están sobre cualificados. De intentarlo una y otra vez para no
encontrar un empleo estable ni en puestos que se encuentran por debajo de la formación
que poseen. De querer mejorar para obtener mayores beneficios en un futuro y
constatar que, en la mayoría de los casos, renta más hacerle la pelota al jefe.
Estos últimos son los que al final prosperan en las empresas.
Cierra el libro al terminar el capítulo. Es suficiente. No cree que aguante más datos sobre la existencia de Gerard. Sabe que no dejará de llorar por los sucesos que ese hombre tiene que soportar cuando en verdad quiere verter un mar salado por las heridas que ella carga. Será mejor retomarlo en otro momento. Dentro de la novela, al menos, siente que puede hacer algo y la impotencia no campa a sus anchas. En la rutina que le ha tocado vivir no depende de ella cambiar las cosas. Aunque cada día está más convencida de que les hace falta protestar y reclamar aquello que es suyo. Necesitan que el pueblo hable. Callando cuando les elevan el precio de los productos no conseguirán nada. Manteniéndose en silencio cuando no les suben el salario tampoco. ¿Estallará esto en algún momento?
Foto: Pixabay |
Muchas gracias, Rocío, por participar con este relato en el homenaje a Harper Lee. Mucha suerte.
ResponderEliminarHola Rocío.
ResponderEliminarHoy como ayer, la vida sigue igual. El mundo, en lo esencial no ha cambiado tanto. Sí en la forma en que se ejercen las injusticias. Pero injusticias, al fin y al cabo.
¡Muy buen relato creando caminos paralelos a través del tiempo! ¡Me gustó mucho!
Un abrazo.
¡Hola Marlen! Gracias, me alegra que te haya gustado el relato. Hay tantas injusticias en el mundo que me resultaba muy difícil centrarme en una y al final salió está especie de comparación entre dos épocas tan diferentes.
EliminarUn saludo.
Hola RocÍo. Un relato muy cierto alguien decía vamos a cambiar las cosas para que siga igual. Mucha suerte en el concurso. Un abrazo.
ResponderEliminar¡Hola Ainhoa! Pues tiene mucha razón esa frase. A lo largo de los años vamos viendo cambios y avances pero al final las injusticias siempre las viven los mismos.
EliminarUn saludo.
Han creado una generación cansada y aburrida... Una generación que le da igual todo... Pero siempre hay esperanza, todo puede mejorar. Suerte. Un abrazo
ResponderEliminar¡Y ojalá mejore pronto Nuria!
EliminarGracias por tomarte unos minutos para leer mi relato y comentarlo.
Un saludo.
Un relato que conmueve, es fácil ponerse en la piel del personaje. La verdad es que en esencia casi nada ha cambiado y mucho me temo que las cosas vayan a peor. Buen relato Rocio. Soy lady_p, no puedo mostrar mi perfil wordpress. Saludos y mucha suerte!
ResponderEliminarHan cambiado muchas cosas pero el mundo se sigue dividiendo pobres y ricos.
EliminarNo te preocupes, ya me anoto que el perfil de Sibila eres tú comentando.
¡Muchas gracias Lady_p!
Hola Rocío. La verdad es que ha tocado el tema de la imjustica social a fondo y con varios temas, desde la esclavitud hasta la actualidad donde cuesta tanto encontrar un trabajo en condiciones. ¿Qué se pueda esperar cuando hasta la venta de post grados y máster universitarios están a la venta? Todo es un negocio y la justicia brilla por su ausencia. Es muy delantedaro tu relato, pero es lo que hay.
ResponderEliminarSaludos, compañera.
Hola Tara. Es que me ha costado muchísimo decidirme por una temática, quería hacer algo que reivindicara un poco como, a lo largo de la historia y por mucho que hayamos avanzado, las injusticias siguen estando presentes, aunque su manera de mostrarse sea otra. Espero haberlo logrado.
EliminarLo de los máster y postgrados es un abuso.
Gracias por leerme. Un saludo.
Hola, Ainhoa. Lo cierto es que cuando el salario de un trabajo no te permite vivir, el trabajo deja de ser trabajo para convertirse en un tipo de esclavitud remunerada. Saludos y mucha suerte!
ResponderEliminarTotalmente, estar en un trabajo que a duras penas te permite subsistir, acaba por convertirse en una carga más porque ni puedes dejarlo para buscar algo mejor ni tienes los medios para continuar viviendo en ese ciclo.
EliminarPerdona Rocío, que te he cambiado el nombre. Un abrazo!
ResponderEliminarNo te preocupes jajaja
EliminarY gracias por tu comentario.
Efectivamente, las grandes injusticias sociales afectan a los mismos, pasen los años que pasen, siempre son las mismas! Nos hemos olvidado de protestar o quizá es que tenemos miedo de perder lo poco que tenemos por el camino! Un abrazote!
ResponderEliminarCreo, como comentas arriba, que el miedo a perder lo poco que se ha conseguido juega un papel muy importante en esto.
EliminarGracias por pasarte por aquí Marifelita.
Hola, Rocío. Bonito relato, me ha gustado la forma de contar la historia, con el cambio de perspectiva de la historia del libro a la de la persona que lo lee y la reflexión a la que terminas llevando al lector: tantos años, tantas injusticias y tan poca respuesta en el mundo actual. Enhorabuena y suerte. Saludos.
ResponderEliminar¡Hola Enrique! Me alegra que te haya gustado la historia que he presentado al reto.
ResponderEliminarOjalá estuviera en nuestra mano hacer algo por cambiar tantas y tantas injusticias.
Muchas gracias por pasarte por aquí. Un saludo.
Muy buen relato Rocío, original ese cambio de escenario ocurrido al principio, cuando pensábamos que íbamos a leer un tipo de relato y luego nos conduces a otro diferente. Además, muy bien tratado el tema de las injusticias y condiciones que tenemos que soportar en la actualidad. Buena aportación, suerte.
ResponderEliminarUn saludo.
¡Hola Antonio! Me alegra haber podido transmitir bien ese cambio de escenario porque no sabía muy bien como hacerlo, si se iba a entender, si debía de poner una separación o remarcarlo más. Al final me decidí porque fuera la foto la que actuara de diferenciador entre una y otra época.
EliminarGracias por tus palabras.
Hola Rocío. Creo que has dado con la injusticia de las injusticias, aquella que ha movido y moverá los hilos de la historia, las diferencias sociales y de clase, esas que hoy en día se empeñan los poderosos en borrar de nuestro diccionario sustituyéndolas por señuelos en pos de los que correr para no conseguir nada y dividirnos. El miedo de los poderosos siempre ha sido la unión de los de abajo, cuando así ha sido se han producido puntos de inflexión en la historia que han cambiado las cosas. Las miserias de antaño siguen siendo las de hoy en día, sí, se han conseguido derechos y mejoras, pero decían años ha que esta generación será la primera en mucho tiempo que viva peor que sus padres. ¿Involucionamos? eso parece en este mundo revuelto en el que vivimos, siempre podrán decirnos que hay quien lo pasa mucho peor, y es cierto, pero ¿debemos aspirar a mirar hacia abajo, o hacia arriba? Buen relato de denuncia. Un abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias Jorge por tu análisis del relato.
EliminarDesde luego, las diferencias sociales y de clase son las que están por encima del resto. Porque la sociedad no trata igual a una mujer africana que a una caucásica. La segunda mujer puede encontrarse con muchas desigualdades en base a su sexo, pero las primeras cuentan con una doble discriminación. De la misma manera valoraremos más a cualquier persona si su estatus social es elevado.
Hola Rocío, el mundo gira y gira, pero sigue igual las injusticias sociales se maquillan un poco pero siguen igual y afectan a todos, muy buen relato.
ResponderEliminarSaludos.
PATRICIA F.
Pues sí Patricia, aunque en diferentes formas, el mundo sigue funcionando igual.
EliminarUn saludo.
Hola Rocío, llevas un tema en tu relato donde las injusticias las sufren siempre los mismos y poco o nada se hace para cambiar si situación.
ResponderEliminarOriginal la forma de desarrollar la trama , al principio nos metes de lleno en una historia y luego nos llevas a la cruda realidad de la vida de tu protagonista.
Interesante relato
Un abrazo
Puri
¡Muchas gracias Puri! Me alegra que te haya gustado la organización de la trama.
EliminarUn saludo.
Qué maravilla de relato, Rocío. Ese paralelismo entre la injusticia que vive el protagonista de la novela y la que vive la lectora de la misma tantos años después es una prueba fehaciente de que nada cambia en realidad. Solo evolucionan las formas, pero el contenido es el mismo.
ResponderEliminarMucha suerte en el concurso.
Un fuerte abrazo.
Muchas gracias Estrella. Me alegro de que hayas disfrutado con el relato.
EliminarEvolucionamos pero en algunos aspectos seguimos seguimos prácticamente igual.
Un saludo.
Hola, Rocío, me ha gustado mucho esa estructura paralela entre dos mundos tan lejanos para componer tu relato. Es evidente que después de tantos siglos, tantas revoluciones por cambiar la estructura de la sociedad, las injusticias están ahí, asfixiando a los más débiles.
ResponderEliminarUn gran relato. Suerte en el concurso.
Un abrazo.
Cierto María, las injusticias siempre golpean a los mismos.
EliminarMe complace mucho que te haya gustado el relato.
Un saludo.
El de la novela se cambiaría por ella mil veces. Un saludo
ResponderEliminarPues sí, pese a que ambos están pasando por momentos duros, es innegable que el protagonista de la novela dispone aún de menos recursos para salir de la situación en la que se encuentra.
EliminarUn saludo.
Hola, Rocío. Tropezamos con la misma piedra dos veces, y tres y cuatro. La Humanidad no va a aprender. Mismas guerras, mismas injusticias y mismos poderosos.
ResponderEliminarUn relato brutal. Enhorabuena.
Muchísimas gracias por tu comentario Bruno. Es una alegría saber que el relato te ha gustado.
EliminarUn saludo.
El ser humano no ha cambiado, ni para bien ni para mal.
ResponderEliminarPor eso necesitamos leyes y sobretodo policía. Y aún así...
Soy de las que creo que hay que ayudar al prójimo pero primero a uno mismo.
Claro, desde luego, si una persona no se encuentra en situación de ayudar, primero estaría bien dedicar los recursos de los que disponga para ayudarse a si mismo y después velar por el prójimo.
EliminarUn saludo y gracias por pasarte.
Hola, Rocio. Interesante propuesta la que realizas, mezclando ficcion y realidad mientras el personaje lee la novela. Desafortunadamente, nada ha cambiado y seguimos practicamente igual. Mucha suerte en el concurso. Un abrazo!!
ResponderEliminar¡Hola Pedro! Ojalá algún día seamos capaces de subsanar estás desigualdades que nos siguen atravesando como sociedad.
EliminarUn saludo y gracias por pasarte a comentar.
Hola, Rocío. Sí que es triste que la historia se repita, una y otra vez, porque no se quiera (o no nos dejen) evolucionar hasta una situación acorde a la era actual. Si comparamos la evolución tecnológica con la social está claro que somos más inventores que hospitalarios y es algo que debería de ir parejo.
ResponderEliminarSaludos y suerte.
Totalmente JM. En la tecnología hemos dado un salto brutal en poquísimos años. En cuanto a derechos humanos, sin embargo, nos cuesta una barbaridad dar un paso hacia delante. Se han ido consiguiendo muchas cosas pero aún nos quedan muchísimas más por mejorar.
EliminarUn saludo y gracias por pasarte.
me gusta mucho que hayas centrado el tema en la juventud cansada y deprimida antes de empezar a vivir. porque ven que no pueden ni empezar. A mi me pasó hace años eso de sobrecualificado: me quede a cuadros cuando me lo dijeron. Era para inspector de cloacas, bueno de las grandes de esas que tienen paso para peatones, pero era para el ayuntamiento y claro...
ResponderEliminarMuy bien puesta esa foto al final de la lectura de la novela, muy enlazada con el texto.
No habra revolucion, eso ya lo tienen controlado; nos mantienen a todos razonablemente pobres y si no,subvencion. Tendriamos que llegar a una situacion parecida a la novela.
abrazo y suerte
¡Hola Gabiliante! Me alegra que te haya gustado la temática.
EliminarQue no te cojan porque tienes más estudios de los que piden es como para quedarse a cuadros la ver. A mi eso no me ha pasado pero si que llevo muchos años en un sector que no es el mío, y para el que no necesitaría estudios, porque no encuentro trabajo de lo que he estudiado. Y ahora estoy estudiando otro máster, a ver si me sirve para algo.
Los juegos del hambre es de mis novelas favoritas y hablándose en el texto de las revoluciones, no podía dejar de hacerle un guiño con ese broche del sinsajo al final.
Totalmente de acuerdo con que lo de la revolución lo tienen más que controlado. Tendríamos que llegar a una situación muy extrema como comentas.
Un saludo y gracias por pasarte a comentar.
Un relato que da para pensar, Rocío. No han cambiado mucho las cosas entre esas dos historias paralelas, sigue habiendo grandes diferencias sociales, veremos si se tensan tanto como para que haya otra revolución, aunque lo dudo, cada vez nos conformamos más con lo que tenemos. Me ha gustado mucho tu relato. Un abrazo, Rocío!
ResponderEliminar¡Hola Lola! Yo también lo dudo. Como bien dices, cada vez nos conformamos más y es muy difícil que nos movilicemos todos a una. El divide y vencerás lo aplican muy bien con el pueblo.
Eliminar¡Qué alegría que te haya gustado el relato! Un saludo.
Hola... sea la que sea la época, de alguna manera la humanidad siempre se las apaña para actualizar las injusticias que comete... Excelente relato... ¡Saludos!
ResponderEliminarMuchísimas gracias Octavio.
EliminarDesde luego, somos expertos en renovar esas injusticias que tanto daño hacen.
Un saludo.
Hola, Rocío.
ResponderEliminarDespotricamos a través del teclado. Ya no quejamos, pagamos y callamos. Apretamos cinturón y callamos.
Un saludo y suerte en el concurso
¡Hola! Pues si, utilizamos las redes sociales para verter nuestro odio y luego no hacemos nada para, por lo menos, intentar cambiar la situación.
EliminarUn saludo y gracias por tu comentario.