Concurso de relatos 44º Ed. El jardinero fiel (Secretos en las catacumbas)
En
esta edición de El Tintero de Oro, Pepe, con la intención de homenajear a John Le
Carré y su libro El jardinero fiel, nos propone escribir un relato en el que un
personaje destape la corrupción de un gran estamento. La única regla es no
sobrepasar las 900 palabras.
Por aquí os dejo las propuestas del resto de los participantes.
No
debería estar aquí. Estos túneles son demasiado fríos para mis maltrechos
huesos. Sin embargo, no he podido ignorar la gravedad de los últimos acontecimientos.
Algo se cuece bajo la cordillera de Nautilán. Mis informantes llevan semanas
observando a los ciudadanos. Y sus averiguaciones no son halagüeñas. Están
pasando cosas extrañas y parece que hay magia oscura de por medio. Es la peor
noticia que podrían haberme dado. Destapar lo que quiera que intentan ocultar
será más difícil si cuentan con magos entre ellos.
Tendré
que ir con cuidado. No quiero que me descubran hurgando. Me gustaría volver a
ver la luz del sol y salir de estas catacumbas de una pieza. Camino despacio,
fijándome en cada recodo. Y paro en seco cada vez que oigo voces. Se ocultan aquí
abajo, en algún sitio. Y son muchos. Los diferentes timbres de voz que he
escuchado me lo confirman. ¿Qué estarán tramando? Sé que no es nada bueno. Las
caminatas de los ciudadanos a mitad de la noche con los ojos en blanco y las
más recientes desapariciones tienen que estar relacionadas con estos personajes
que se reúnen en el subsuelo cuando la ciudad duerme.
Sigo
avanzando, en dirección a las voces. Ya estoy muy cerca de ellos. Los escucho entonando
un cántico en una lengua que desconozco. El camino que he seguido desemboca en
una amplia sala. Me asomo por uno de los laterales, cubriéndome la cara con la
capucha para confundirme entre tanto ensotanado, y los veo formando un círculo.
En el centro hay algunos campesinos. Se mueven de manera mecánica, casi
artificial. Avanzan unos detrás de otros, en fila, hacia la fuerte luminiscencia
que se divisa más adelante. Sigo observándolos algunos minutos más, al amparo
de las sombras, hasta que la luz se apaga por completo. Entonces, cuando los
ojos se acostumbran a la poca claridad, me percato de que los campesinos ya no
están. ¿Dónde han ido? ¿En qué consiste su plan? ¿Hacer desaparecer a la
humanidad? ¿Esclavizar a unos pocos?
Las
ideas me dan vueltas en la cabeza. Por el momento he visto suficiente. Es hora
de dar media vuelta e informar, buscar refuerzos. Son demasiados y es imposible
que un solo hombre pueda detenerlos, así que emprendo el camino de vuelta. Este
asunto se debe investigar más a fondo antes de actuar, pero al menos ya tenemos
un hilo del que tirar. Dividiré a mis hombres y espero que en unos pocos días
podamos desmantelar todo este embrollo a la luz del día.
Hola Rocío, cuanto suspenso y curiosidad genera tu historia, que sin dudas creo que continuaras.
ResponderEliminarPor ahora salió en busca de refuerzos, pero logrará salir con bien de esas catacumbas, ¿volverá a ver la luz del sol? me he quedado con la intriga, buen relato que espero continues en algún momento.
Un abrazo.
PATRICIA F.